lunes, 22 de junio de 2009

No hay nadie aquí. 
Pero los objetos: son reales. No es como si él
Se hubiera quitado o se hubiera ido a otra parte:
No hay otro cuarto y no hay
Regreso. Tu pie o tu dedo podrían
Atravesar esto, como en un agua sin reflejos,
Roja con la arcilla, o como dentro del fuego.
Aún así: los objetos: son reales. Es como si él
Se hubiera quedado inmóvil
En el centro escueto de este piso,
Su mente vuelta hacia una furia concentrada,
Hasta que él se hundió
Como una gran bestia se hunde en las arenas,
Lentamente, sin mirar hacia arriba.
Su propio cuarto se lo bebió.
Qué más podría generar
Esta terracota rabiosa que atraviesa el piso y las paredes,
Que atraviesa las cómodas, las sillas, la mesa y el reloj,
Hasta que todos los ámbitos de vida
Son transformados en energía:
Cruda, definitiva y alegre.
Y así dio nacimiento a objetos que son reales.
Con qué lentitud tomaron forma, sus hijos, aquí,
Cómo crecieron con solidez y cómo permanecen:
Las crayolas; esas estatuas; el claro jarrón;
El cenicero donde duerme una muchacha, acurrucándose entre las
flores;
Este esbelto frasco de vidrio, verde, de donde brota una parra
Y cuyas ramas rodean a la otra muchacha parda como una rodilla de 
ciprés.
Y luego, las pinturas, surgiendo sobre las paredes:
Bañistas, un paisaje; naturaleza muerta con florero;
A la izquierda, una rubia dorada, tendida en magentas con flores 
dispersas como estrellas;
En el lado opuesto, arriba a la derecha, estas mujeres de terracota,
 vivas y en un mundo en que se viven los colores;
Y enmedio, pero con el anhelo de ir hacia ellos, el marino sobre su
 silla roja-café, él de azul oscuro, ensimismado.
Estos permanecen, exactos, 
Dentro del vientre de estas paredes que arden,
Que deben zumbar como la abombada malla eléctrica
Bajo la cual, en la feria, los coches chocadores topan y se dan la
vuelta,
Y hacia la cual, en busca de fuerza, extienden sus varas de hierro:
Como las paredes celestiales de llamas que los viejos magos 
pudieron ver;
O aquellas etéreas nubes de energía
De donde se forman todas las constelaciones,
Dentro de cuyo amor, giran.
Aquí siguen, reales y últimas.
Pero no hay nadie aquí.


de alguien y para alguien es

1 comentario:

Anónimo dijo...

It's not your birthday cheater